domingo, 5 de julio de 2015

Al maestro con cariño

He pensado mucho sobre cómo empezar este artículo, que no espera ser un homenaje a mis colegas maestros sino una reflexión sobre nuestro trabajo del cual yo me he sentido siempre muy orgullosa. Es la profesión que elegí cuando tenía seis años y ordenaba en el patio de mi casa un aula en la que sentaba a mis hermanos, tengo que decir que mi padre había cuidado que tuviéramos una pizarra y unas pequeñas mesitas, que en realidad eran bancos, pero que funcionaban muy bien para nuestros tamaños. No sé por qué mis hermanos me seguían en este juego, pero para mí es el recuerdo más grato de mi primera infancia. Mi abuela materna, quien solo había llegado a tercer grado de primaria, se ocupó de que yo recibiera las “primeras letras”, con la ayuda de canal 7, televisión nacional, mi canal de señal abierta favorito aun hoy. Y mi padre de dotarme de todos los colores, lápices, tizas, los libros y revistas que podía comprar. Así que como la hermana Pilar Cardó de los SS.CC. me dijo después “- tú estás hecha para ser maestra-”.

Creo que tomé la decisión más importante de mi vida cuando decidí dedicarme a la docencia. Mi primera incursión, sin experiencia, fue enseñando inglés dos horas diarias en un colegio cerca de mi casa, en donde me dieron la oportunidad aunque no tenía edad ni para cobrar mis cheques, que tenía que endosar a mi padre cada mes. Pero en ese colegio obtuve también mi primera alumna particular, aún tengo el recuerdo claramente cuando paso por su casa. 

De ahí en adelante todo fue estudiar y prepararme para poder ser digna de esta profesión que me ha llenado de satisfacciones. Soy maestra, si pero no entiendo porque debo sentirme humilde o disminuida, al contrario me siento importante y reconfortada porque he tenido éxito desde muchos ángulos. Tengo mucho conocimiento de mis temas y de otros que me han interesado, ya que nunca he dejado de estudiar y seguiré haciéndolo porque tal vez sea la actividad que más me ha gustado después de viajar. Como siempre digo – si lo leo y lo entiendo, entonces seguro que puedo enseñarlo –. Todo es cuestión de preparación y dedicación al estudio.

Hoy que soy la directora de mi propia empresa, Asesoría Educativa, y que dirijo la línea educativa de la misma, capacitando a mis colaboradores a los que llamo “Especialistas de la Educación”, me siento cada vez más segura que no pude haber elegido ninguna carrera en la que esté más en mi elemento. Hoy, no solo yo, sino mis profesores, proveemos de acompañamiento pedagógico y académico a alumnos que confían en nuestro criterio y que saben que no estamos aquí para hacerles las tareas, sino para enseñarles a aprender. Después de todo, nuestra misión es proveer una alternativa de enseñanza personalizada. Yo creo en lo que hago y creo que los maestros somos necesarios en la vida de la comunidad. Por eso es que les pido a mis colegas que siempre digan con la frente muy en alto el oficio que escogieron.


¡Feliz Día del Maestro para todos los que ejercen esta profesión con amor, dedicación y orgullo!

Violeta Fonseca