viernes, 10 de mayo de 2013

“Abrimos las posibilidades que yacen dentro del espíritu humano y les permitimos ver visiones y soñar sueños.”

He decidido iniciar mi artículo de hoy con la frase del educador Británico Eric Anderson, porque esta semana he recibido una de esas comunicaciones que me alegran la vida y me dan la pauta de que estoy en el camino correcto, dándole la oportunidad a mis alumnos de abrir sus horizontes durante mis clases e incentivarlos en la curiosidad científica, el amor por la buena lectura y la posibilidad de ser libres pensadores, que pueden expresar sus ideas con respeto y sin restricciones, aunque estas no sean del todo políticamente correctas. Creo firmemente que es labor del educador escuchar a sus alumnos y hacerlos reflexionar si es necesario, pero nunca restringir su libertad de pensamiento o de expresión.

Este es el caso de mi alumno Mateo Gamarra Wiegold, a quien tuve el placer de conocer y enseñar. Mateo siempre fue un alumno acucioso e interesado por la historia y el teatro, recuerdo que tenía una gran habilidad histriónica y era muy expresivo. Pero Mateo tenía una virtud más, era un defensor de lo que creía justo y esto lo supe a ciencia cierta cuando se dio el caso. Han pasado varios años desde la última vez que nos vimos en persona, pero la maravilla de las redes sociales nos ha permitido estar medianamente informados el uno del otro. Pero esta semana su comunicación fue para informarme que está presentando su “opera prima” y que desea que vaya a verla. Esta convocatoria no tendría nada de raro sino fuera por las palabras que acompañan su comunicación. “Tú me enseñaste el amor por la historia”. Gracias querido Mateo, en realidad tú la aprendiste conmigo y es un honor para mí compartir ese amor contigo.

En Asesoria Educativa nos sentimos muy orgullosos de seguir una línea educativa, donde el pensamiento divergente y la acuciosidad son incentivadas en nuestros alumnos desde el principio. Los asesores educativos, son profesores, seleccionados no solo por su buena preparación académica, sino también por su compromiso educativo con el alumno en el sentido holístico de la enseñanza. Nuestra primera labor es siempre tratar de dirigir nuestros esfuerzos a fin de que el alumno encuentre su camino de realización personal junto con el éxito académico. Si volvemos a Eric Anderson él también dijo que “Un buen profesor no se olvida jamás”. Es nuestro deseo como institución educativa cuyo compromiso está en brindar una alternativa diferente de enseñanza, que nuestros estudiantes nos recuerden aunque ya hayan terminado su proceso con nosotros y que de alguna manera nuestra labor los haya habilitado no solo para obtener logros académicos sino el éxito como personas integras.


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